DE LOS DIOSES A LOS SANTOS

DE LOS DIOSES A LOS SANTOS:
REELABORACIÓN Y REFUNCIONALIZACION DE LAS CREENCIAS EN UN CONTEXTO NAHUA ACTUAL

Lourdes Baez Cubero.
División de Estudios de Postgrado,
Escuela Nacional de Antropología e Historia,
Ciudad de México

Para los nahuas antiguos, los
conceptos acerca del ‘bien’ y del ‘mal’ estaban muy alejados de los
recién incorporados por los evangelizadores, para quienes el mal era
la carencia del bien. El ‘bien’, para los nahuas, constituía la vida,
por lo que todo aquello que la pudiera propiciar se encontraba
dentro de esta categoría; el mal por lo tanto era lo opuesto, era la
muerte, así como todo lo que pudiera conducir al hombre hacia ella.
Ambos aspectos: ‘bien’ y ‘mal’, eran algo que el hombre se ganaba
con sus actitudes.

Dos fueron las soluciones contempladas por los misioneros
con las cuales esperaban resolver estos problemas y poder lograr la
conversión de los indios: 1) no traducir las palabras, sino utilizar las
originales en lengua europea, y 2) traducir en el lenguaje autóctono
aquellas palabras que tuvieran más similitud con las que se trataba
de enseñar.

Un claro ejemplo de nombrar a las imágenes cristianas
con nombre indígena es el concepto nahua de ixiptla. Este fue
utilizado por los franciscanos para denominar el ícono cristiano, sin
embargo este concepto en su acepción original se utilizaba para
designar a las distintas manifestaciones de la divinidad prehispánica:
la estatua del dios – lo que era el ídolo para los españoles-, el
sacerdote que representa a la divinidad, la víctima que representa a
un dios y que será sacrificada (Gruzinski, 1994:61). Y que como
señala Gruzinski (1994:61) “La noción nahua no dio por sentada
una similitud deforma: designó la envoltura que recibía, la piel que
recubría una forma divina surgida de las influencias cruzadas que
emanaban de los ciclos del tiempo”. Como éste, se cometieron
muchos otros errores que habrían de tener consecuencias a largo
tiempo, ya que si bien el ixiptia simbolizaba una fuerza con esencia
divina y representaba el poder mismo de los dioses, al yuxtaponer
este término a las imágenes cristianas sólo hubo en realidad una
sustitución que los evangelizadores no pudieron evitar. En parte,
porque su interés estaba dirigido a alcanzar el mayor número de
bautizados y confirmados como lo refiere el Obispo de la Mota y
Escobar (1987:82) en su visita realizada en Naupan en el año de
1609:
“(El) jueves 25, salí para Noapan, (al) que hay 3 leguas (y)
que por otro nombre llaman las Cinco Estancias, que aunque
sujetos de Guauchinango son de mi distrito. Pueblo de
encomenderos, doctrina de frailes agustinos y así, no hice
más que pasar como ciadante, porque en cosas de frailes
nunca me entrometo, aunque en algunas casas había, según
la fama, mucho que remediar Pero, ellos viven como Dios
sabe. Pidiéronme allí, que confirmase e hícelo y, confirmé a
230 y, con esto, cumplí aquí “. 6

Un ejemplo sobre como fueron elegidos algunos santos en
sustitución de dioses tutelares en la región de Zongolica, Veracruz,
la cual fue evangelizada por los franciscanos, nos lo ofrece Aguirre
Beltrán (1986:107) cuando dice, con respecto al pueblo de
Teoixuacan al que se le designó como santo patrón San Juan el
Bautista:
“Teoixuacan quiere decir lugar del sol mancebo, el sol joven
de la mañana llamado Telpochtli joven y virgen, las propiedades del
dios nativo -ser. joven y virgen- se dan en Juan el Bautista pero
también en Juan el Evangelista de tal modo que al sincretizarse los
tres héroes conjugan sus cualidades”.

Sahagún (1985), quien escribe su obra hacia mediados de
1500, también hace referencia a un proceso de síntesis similar, en el
cual se involucra a San Juan Evangelista y Telpochtli.
“Teoixuacan en este lugar gran fiesta a honra del dios que se
llamaba Telpochtli, que es Texcatiploca, y como a los
predicadores oyeron decir que San Juan Evangelista fue
Virgen, y el tal en su lengua se llama Telpochtli, tomaron
ocasión de hacer aquella fiesta como lo solían hacer
antiguamente, paliada debajo del nombre de San Juan
Telpochtli como suena por fuera, pero a honra del Telpochtli
antiguo”

En Naupan, el santo patrón es San Marcos, cuya fiesta en
su honor se celebra durante la última semana de abril, el “mero
día”, -como dicen-, es el 25 del mes. San Marcos, en su
representación iconográfica cristiana está acompañado de un
cachorro de león. Para los naupeños, el animal que acompaña

Cuenta la gente que hace muchos años en la iglesia había
dos tigres de piedra que acompañaban a San Marcos, cuando llegó
un nuevo sacerdote para hacerse cargo de la misma, no le gustaron
esas figuras porque la gente les ponía ofrendas y decía además que
eran animales del demonio, entonces las sacó de la iglesia; la gente
del pueblo vecino – Tlaxpanaloya- las rescató y se las llevó a su
iglesia para colocarlas frente al altar donde actualmente se
encuentran. Estas figuras de yeso miden como 80 cms. de alto y
tienen sobre su cabeza una corona, nadie sabe decir cuál es su origen
real, excepto la historia que cuentan, le continúan colocando
ofrendas porque para algunas personas esas figuras son la imagen
misma de San Marcos cuando se transforma en nahual, o dicen
también que son los nahuales que él controla.

Cuando alguien en su parcela tiene algún problema
ocasionado por un animal, lleva a alguna de las dos iglesias – la de
Naupan, o la de Tlaxpanaloya- una “muestra” del daño ocasionado:
un elote, un chile, para pedirle a San Marcos que por la noche vaya a
ahuyentar al animal que está causando el daño, o simplemente le
colocan una ofrenda para pedir su “protección” para su cultivo.
Durante la fiesta dedicada al santo patrón de Tlaxpanaloya -el
pueblo vecino de Naupan donde se encuentran las figuras de los
tigres-, San Agustín, la cual tiene lugar el 28 de agosto, estas figuras
son objeto de veneración por parte de los fieles: son enfloradas
como el resto de las imágenes, y constantemente ofrendadas con
elotes, chiles, comida, bebida, dinero, velas, copal, etc.

la tlamatke -una anciana ritualista quien tiene el “don” de
comunicarse con San Marcos, y es la encargada de las ofrendas al
santo-, para llevarle los “regalos” que se le ofrecerán a San Marcos y
pedirle que la fiesta “salga bien”.

Las visitas de los mayordomos a la tlamatke deben ser
individualmente, ahí la tlamatke ofrece a San Marcos los regalos
llevados por el mayordomo: flores, ceras, refino, dos guajolotitos
recién nacidos, dos huevos de guajolote, cigarros, copal y papel de
china de calores para envolver los regalos. La comunicación de la
tlamatke con San Marcos se hace a través del copal, le dice al santo
que espera tenerlo contento con sus regalos y a cambio le pide que
la fiesta en su honor se realice sin contratiempos, así mismo le
presenta al mayordomo quien durante una semana hará su “trabajo”
como intermediario entre él -San Marcos- y la comunidad. Después
de hacer los paquetes con los regalos, el mayordomo debe llevarlos
a los lugares indicados por la tlamatke: el atrio de la iglesia y el
lugar donde se colocan los cambreros para tronar los cohetes.
También los “regalos” a San Marcos poseen otra función, no solo
son para “agradar” al santo, sino que sirven para “parar” a los “aires”
-como me lo refirió un informante-, se colocan en aquellos lugares
considerados ‘peligrosos’ donde los “aires” se cruzan, pues si no se
colocan en esos lugares, los “aires” pueden causar daño. Cuando
todos los mayordomos cumplieron con ir a entregar los “regalos” a
San Marcos, todos en la comunidad se sienten satisfechos pues San
Marcos “está contento”, dicen, lo cual va a garantizar el buen
desarrollo de la fiesta, así como el que los niños no se enfermen, y
que se tengan buenas cosechas, que es la principal finalidad. Es
decir, la ofrenda, es una retribución que se da al santo a cambio de
“otra”, solicitar a San Marcos la ayuda y la protección a la
comunidad.

Posteriormente, la mayordomía propiamente dicha dura
cinco días -de lunes a viernes-, durante la misma cada uno de los
mayordomos preside una misa en un día específico -elegido un año
antes-, enflora las imágenes, coloca ceras, además del gasto que
realiza en comida, cohetes y un castillo que se quema la víspera. Al
día siguiente de que finaliza la mayordomía -el sábado-, en la iglesia
se realiza un ritual, el cual constituye el momento más importante de
toda la celebración, al que llaman Xochicotone/Salida de las flores.
Este se efectúa en la iglesia sin la presencia del sacerdote; participan
todos los actores que cumplen una responsabilidad durante la fiesta:
los mayordomos salientes y entrantes con sus esposas, los padrinos
de San Marcos, los xochichihke/los que elaboran los rosarios,
bastones y coronas de flores, los danzantes, los tocadores (músicos)
y por supuesto la tlamatke. Durante este ritual, se retiran las flores
de las imágenes y se colocan en una mesa rectangular grande,
alrededor de la cual danzan sones -cuatro adentro y cuatro afuera de
la iglesia-, encabezados por la tlamatke. La mesa con las flores se
van sacando hasta el atrio y al final -después de bailar ocho sones- –
se reparten entre todos los que están presentes. Las flores se utilizan
-entre otras cosas- para curar a los niños del “mal aire”. Después se
despide a los mayordomos, y se recibe a los que asumirán el cargo al
año siguiente. Al final se bebe el refino y el tepache que se comparte
con todos los que se encuentran presentes, que es casi toda la
comunidad.
Una o dos semanas después, se vuelven a reunir los
mayordomos salientes y entrantes, junto con los danzantes y los
tocadores, en un ritual casi privado en casa de la tlamatke.
Nuevamente llevan flores, refino, ceras, comida, para agradecerle a
ella y a San Marcos que todo tuvo lugar de la mejor forma, y para
reiterar la petición al santo de proporcionar su protección y bienestar
a la comunidad. Durante este ritual se bebe y se baila.

Relacionar a los santos patrones con la figura del nahual
resulta lógico, ya que éstos fueron asimilados al panteón indígena
gracias a que poseían propiedades análogas a las de los dioses
tutelares, los calpulteotl prehispánicos, solo se eliminaron las
figuras y los nombres, que pidieron ser sustituidos por las
cristianas (Galinier, 1990: 73). Con lo cual, los santos asumen una
posición ambigua10 que depende de la situación y del contexto:
algunas veces aparecen como intermediarios entre Dios y los
hombres en una clara orientación cristiana, y otras veces como seres
sobrenaturales con poderes muy definidos, que actúan
independientemente (Nutini, 1989:110-111).
Con respecto a la información que se tiene anterior a
la conquista, de los mexicas López Austin (1994:217) dice: ‘Los
dioses tenían sus nahuales, formas animales que hacían de sus
compañeros, en los que solían obrar Un ejemplo es
Tezcatlipoca “que muchas veces obraba como nahual en el
coyote”. Y Sahagún dice acerca de Tezcatlipoca: “El dios
llamado Tezcatlipoca era tenido por verdadero dios, e
invisible, el cual andaba en todo lugar, en el cielo, en la
tierra y en el infierno: y tenían que cuando andaba en la
tierra movía guerras, enemistades y discordias de donde
resultaban muchas fatigas y desasosiegos.” (1985, L-1°-, cap. III:
p.31).

De acuerdo a la información etnográfica recogida en
Naupan, San Marcos posee las características descritas que lo
definen como dios y como nahual11. Algunos informantes aseveran
que San Marcos es el dueño de los nahuales, y esto nuevamente nos
obliga a remitimos hacia la información de los antiguos nahuas.
Entre las clasificaciones que López Austin hace de los magos del
mundo nahuatl (1967), el nahualli … ” es el que tiene poder para
transformarse en otro ser, y cuya labor en la comunidad puede ser
tanto maléfica como benéfica” (Ibidem:95), y son, principalmente
los dioses quienes poseen esta facultad, quienes no solo adquieren
formas animales, sino también humanas (Ibidem:96).
Con respecto a los dioses patronos, López Austin
(1994:217) señala: “Los dioses patronos ocupan cerros o se
transforman en cerros al establecerse cuando se funda una
población. La diosa esposa de Camaxili, por ejemplo, se
convirtió en sierra en Tlaxcala. (..) Desde su cerro, el dios patrono
debe delegar funciones en seres humanos privilegiados”.
Actualmente, todos los cerros en Naupan están personificados y
tienen sus nombres: Cidalla, Naupateko, Tonalle, etc., a ellos se
dirigen los especialistas religiosos en toda ocasión ritual, y no es
nada raro que junto a los nombres de los cerros invocados se
intercale el nombre de algún santo o virgen, que en ese contexto
pasan a formar parte de los dioses del panteón indígena. Para
los nahuas de Naupan, los cerros son los lugares donde se alojan
los lugares o yeyecame, que son entes que pueden asumir diversas
formas para provocar un “susto” a quienes pasan por sus
dominios sin tener el debido cuidado; así mismo, son a veces
entes benéficos cuando se alían con los hombres para luchar contra

un enemigo común 12.

No resulta difícil entender, entonces, que
estos cerros son el conducto a través del cual se establece la
comunicación entre el hombre y los dioses, los cuales pueden
asumir formas y conductas análogas al hombre (Montoya Briones,
1981:18). Así mismo, cada uno de los elementos de la naturaleza
tiene sus “dueños” /iteko; que son aquellos que tienen el dominio
sobre la misma y a los cuales los hombres no deben “hacer enojar”,
es decir, no transgredir ciertas normas de conducta que pongan en
peligro el equilibrio del entorno.
Es evidente que San Marcos forma parte de ese mundo
sobrenatural: es un dios y dueño, además de santo, por todas estas
formas que asume es merecedor del “alimento” que sólo los dioses
como él pueden tomar: copal, velas, flores, refino, cigarros,
guajolotitos vivos, huevos de guajolote, etc. Si bien su morada está
en la iglesia y no en los cerros como otros dioses, es porque él es el
dios patrono de la comunidad. También sale por las noches
transformado en tigre porque tiene los poderes para hacerlo, como
los magos. En la figura del nahual, como ser que tiene el poder de
transformarse también existe la ambigüedad porque puede actuar
como un ente maléfico para hacer daño, especialmente a la
población, o como en el caso de San Marcos que se transforma en
nahual para beneficio de la propia comunidad, como lo es el cuidar
los cultivos.
Aunque también dicen que “San Marcos se puede enojar
y hacer daño”; acerca de este otro aspecto del carácter del
santo me lo refirió una informante, quien me dijo que hace
muchos años uno de los mayordomos le dio como regalo al
santo un gallo que sacrificó en el atrio de la iglesia, regando
su sangre ahí mismo, eso hizo enojar tanto a San Marcos
que ocasionó la muerte de muchos niños, lo que si fue

cierto es que, como a principios de siglo, hubo en la Sierra una
epidemia de viruela que ocasionó muchas muertes 13.
Esta
ambigüedad existente en figuras católicas como los santos, se
traduce en la diversidad de significados que le atribuyen tanto el
catolicismo oficial como los propios indígenas a los mismos
componentes de la actividad religiosa (Signorini & Lupo, 1989).

La gente en Naupan reconoce tener temor ante el encuentro
con un nahual, dentro de la clasificación que hacen acerca de los
entes buenos/malos los nahuales se ubican en un punto intermedio,
porque forman parte de la comunidad y son gente como ellos, en la
misma situación se encuentran las brujas y brujos que también
pueden transformarse, a diferencia del demonio de quien dicen que
es “malo de por si”, además de que no pertenece a la comunidad.

En Naupan dicen que el nahual es “un hombre que cambia
para trabajar”, “Cuando se enoja tumba hasta la casa”, “es como uno,
es como cristiano, como (los) señores, qué va a saber qué tiene (en)
su corazón, Dios (dis)pone quien va a ser nahual”.

Es decir, así como entre los antiguos nahuas aquel que nacía
bajo el 7° signo ce quiahuitl -lluvia- estaba destinado para ser mago
y tener el poder de transformarse en animal, en Naupan tienen la
creencia que cada quien desde que nace – “ya trae su trabajo” es
decir, su destino ya está asegurado. Aunque también hay formas
mágicas para transformarse en nahual, y quienes tienen más
posibilidades son aquellas personas privilegiadas que tienen
contacto con lo sagrado: los especialistas religiosos, los tocadores
(músicos), los danzantes. No es raro que, en torno a estos
especialistas se tejan historias que los vinculen con lo
sobrenatural; hace algunos años, durante una de mis estancias en la
comunidad, murió uno de los miembros de un grupo de danza local,
y cada persona con la que platicaba me refería aspectos de su muerte
que lo señalaban claramente como un nahual, decían que:

“siete veces se había levantado de su lecho y después
/murió”,
“siete veces resucitó”,
“bailó siete veces antes de morir”,

En su cosmovisión actual, el número siete está asociado a
todo lo que tiene que ver con el inframundo y entes maléficos, con
la muerte: el número de difuntos que se espera lleguen en Todos
Santos a una vivienda es de siete, y una de las fórmulas mágicas que
la gente refiere para que un hombre se transforme en nahual es,
precisamente, hacer las cosas siete veces.

Ahora bien, otra de las figuras que tienen propiedades
diversas y que por lo mismo posee características ambiguas es
Cristo. En una de sus representaciones, como Santo Entierro, la
gente le atribuye otra personalidad, no alcanza a distinguir que se
trata de la misma figura. Cristo está claramente vinculado al Sol, y
esto es extensivo a muchos pueblos de origen mesoamericano. El
paralelismo entre Cristo y el sol obedece, por un lado, a que en las
antiguas culturas mesoamericanas, la deidad solar ocupaba el sitio
más relevante dentro del panteón de dioses, importancia que
continúa vigente entre los nahuas de Naupan, para quienes el sol es
la más importante fuente de energía, cuyas características calientes v
luminosas, al conjuntarse con las frías y húmedas contenidas en la
tierra, hacen posible la existencia de la vida, en todas sus formas
(Lupo, 996:27). Por otra parte, Cristo, el Salvador se representa a
través de imágenes y metáforas solares, pienso por ejemplo en el
Santísimo, que en la iglesia es celosamente cuidado y al que se saca
en ocasiones muy especiales, su imagen semeja al sol.

La figura que quiero destacar es la del Santo Entierro a quien
se vincula con la lluvia, su participación en procesiones se limita a
sólo dos veces al año: durante el viernes santo, pero en esa ocasión
como parte de la celebración de la Semana Santa para recordar su
muerte, en la cual el Santo Entierro es visto como Cristo muerto; y
durante la fiesta en honor a San Marcos, sale en procesión el último
día de la mayordomía -que también es viernes- acompañando a San
Marcos para “pedir” las lluvias para los cultivos, en esta ocasión la
finalidad es la de “auxiliar” al santo. En ocasiones cuando las lluvias
no llegan, sacan al Santo Entierro en procesión para solicitar su
intervención en favor de la llegada de las mismas.
Tanto San Marcos como el Santo Entierro poseen distintos
atributos: San Marcos como santo patrón debe “cuidar” a la
comunidad, especialmente a los niños, quienes son los más
vulnerables; es también protector de los cultivos para lo cual
utiliza sus habilidades, mismas que solo pueden poseerlas seres
como él, como lo es el transformarse en nahual en la figura del
tigre, el cual se identifica con San Marcos porque es un animal
“valiente” y “agresivo”, además de que provoca temor, lo que
hace que pueda enfrentar a cualquier enemigo. En cuanto al
Santo Entierro, su relación con la lluvia, como propiciador de
ésta, se vincula también con la Santa Cruz, a la que se considera,
entre muchos grupos étnicos, como una figura propiciadora de
lluvia y fertilidad agraria.
Anteriormente, el 3 de mayo en Naupan, día de la Santa
Cruz, colocaban cruces adornadas con flores y una ofrenda de
comida -tamales- en el centro de la milpa, y llegaban además a sacar
en procesión al Santo Entierro. Actualmente, el 3 de mayo se realiza
una fiesta dedicada al agua, en la cual colocan ofrendas y cruces en
dos sitios: el cerro donde surge el manantial al que llaman
tepemaxatl/ vagina del cerro, y en el depósito de agua que surte a
una parte de la comunidad.