acrónimo

En lingüística moderna, un acrónimo (del griego ἄκρος, transliterado como akros ‘extremo’ y ὄνομα, tr. como ónoma ‘nombre’) puede ser una sigla que se pronuncia como una palabra —y que por el uso acaba por lexicalizarse totalmente en la mayoría de casos,1 como láser (Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation)— o también puede ser un vocablo formado al unir parte de dos palabras. Este último tipo de acrónimos funden dos elementos léxicos tomando, casi siempre, del primer elemento el inicio y del segundo el final, como bit (Binary digit).

El significado de un acrónimo es la suma de los significados de las palabras que lo generan. Por ejemplo, el término telemática procede de telecomunicación e informática, que a su vez es acrónimo de información y automática.

Una sigla es el resultado de un proceso de creación de una palabra a partir de cada grafema (letra) inicial de los términos principales de una expresión compleja.

Ejemplo de una sigla legítima es ONU (Organización de las Naciones Unidas) porque se ha tomado la inicial de los tres términos principales (organización, naciones y unidas) y no de los secundarios (de y las); términos principales son sustantivos, adjetivos y verbos, mientras que secundarios son los morfemas independientes: determinantes, preposiciones y conjunciones.

Un ejemplo de sigloide que incorpora varios grafemas de un término es Renfe (o ReNFE), Red Nacional de Ferrocarriles Españoles. Un ejemplo de la incorporación de términos secundarios es PYME (o PyME), pequeña y mediana empresa.

A veces ciertas siglas llegan a convertirse en vocablos comunes. Así, OVNI dejó de ser solo una sigla de ‘objeto volador no identificado’ para transformarse en una palabra común con una grafía distinta: ovni. Del mismo modo, la sigla PYME y la abreviación SIDA (transformación de un acrónimo a partir de una sigla) se han convertido en palabras comunes y, por consiguiente, se escriben siguiendo las normas comunes: pyme y sida, respectivamente. Algunos ejemplos: